DOBLE PROPOSITO DE LA VENIDA DE CRISTO
Mateo 1:1, Libro de la genealogía de Jesucristo hijo de David, hijo de Abraham. El Espíritu Santo comienza el Libro de Mateo exponiendo los dos aspectos de la venida de Cristo, a quien menciona como hijo de David (Salomón) el rey de gloria, hijo de Abraham, (Isaac) el cordero que fue inmolado en el monte Moriac. Dos hijos, tipos de Cristo. Dos aspectos de su venida el primero el reino que tiene que ver directamente con Dios y el derecho que este tiene sobre la creación, Dios tiene el derecho de reinar sobre la raza humana que el creó. El segundo la redención que tiene que ver con el hombre y su salvación. Estos dos aspectos son tipificados en el Antiguo Testamento mediante dos animales simbólicos. El Cordero: tipifica la obra redentora, como el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. San Juan 1:29, el cual se hace eco de una parábola del Antiguo Testamento. “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. Isaías 53:7-12, El León: tipifica el reinado de Cristo Génesis 49:8-10, “Judá, te alabarán tus hermanos; Tu mano en la cerviz de tus enemigos; Los hijos de tu padre se inclinarán a ti. Cachorro de león, Judá; De la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se echó como león, Así como león viejo: ¿quién lo despertará? No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos. El cetro no será quitado de Judá. Cetro: Vara que simboliza la autoridad de un legislador, usada especialmente por los reyes El cetro del Mesías simboliza su soberanía y poder (Sal 45.6; 110.2). Los judíos pretendieron ridiculizarlo poniendo una caña en la mano de Jesús (Mt 27.29). Hasta que venga Siloh, (Siloh: el propietario, el dueño). Juan se refiere a esta metáfora en Apocalipsis 5:5-6, “Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Es decir que de Judá saldrá el rey que reinará sobre Israel y sobre el resto del mundo. Dos propósitos de Cristo. El Reino tiene que ver con Dios y su reclamo de lo que se perdió. La redención es lo que propicia la salvación, aunque el propósito del reino es más amplio, extendiéndose hasta el plano espiritual, no podría lograrse sin el programa redentor para el hombre. Juan después de ver a Cristo como León y como Cordero, escucha a una multitud gritar “Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos. Todo esto es parte del amor de Dios, deja atrás el temor. Jonatan P. Lewis tomo I, 2da. Edisión, MISIÓN MUNDIAL.-
 
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