¿REINAREMOS CON CRISTO?...
Hacemos la pregunta, porque esta es la respuesta que dan muchos cristianos cuando se les pregunta: ¿Qué haremos cuando estemos en el cielo?... esta sería una buena respuesta si no existiera esta otra pregunta, ¿Sobre quien vamos a reinar?... Dios no hace acepción de personas, entonces si vamos todos a reinar, ¿sobre quien reinaremos? Cuando hacemos esta pregunta, la respuesta es la misma, no sabemos sobre quien vamos a reinar, pero, vamos a reinar. Examinemos lo que dice la Biblia, que es quien tiene la máxima autoridad. San Juan 14:2, En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Jesús tiene una conversación con los doce apóstoles, y les hace una promesa de que en la regeneración, ellos estarán con él. Mateo 19:28, aclara el asunto cuando Jesús es preguntado por el Apóstol Pedro: “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel”. Entendemos que no existe la posibilidad de ir al cielo para los apóstoles, al igual que no existe para los otros que hemos creído en Cristo. Pero porqué solo doce tronos, y no uno para cada creyente. En Lucas 22:28-30, Jesús explica porque este privilegio es solo para los doce apóstoles: “Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel. (si los apóstoles fueren para el cielo, Israel tendría que ir también, ya que ellos serán sus jueces y gobernantes) Analicemos dos situaciones. Primero: si ellos van a comer y a beber, lógicamente no irán al cielo, porque el Señor dijo, que lo que el hombre come, va a la letrina. Marcos 7:18-19, El les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? ¿Hay letrinas en el cielo?... aquí se confirma una vez más lo que dice el salmo 115:16, Los cielos son los cielos de Jehová; Y ha dado la tierra a los hijos de los hombres. Si la promesa de los doce tronos es para los apóstoles, ¿Qué promesas hay para los otros que hemos creído?... Mareo 19:29, contesta esa pregunta: “Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Esto corrobora lo que dice Mateo 5:5, bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. (Compárese con Salmos 37:3-9-11-18-22-27-29 y 34) Apocalipsis 5:10, declara: “y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Usted me podría preguntar, ¿y el lugar que Jesús fue a preparar para nosotros?... el Apóstol Juan pudo ver ese lugar en el espíritu, es decir, en visión. Apocalipsis 21:10, “Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios”. En el Espíritu, un ángel llevó a Juan a una gran montaña, y desde la cima, Juan pudo ver que del cielo de Dios (Salmos 115:16) descendía una ciudad preparada para los salvados la cual sería llamada: “La Nueva Jerusalén” porque la presencia y la gloria de Dios esta en ella, por eso tanta pureza y tanta belleza. Apocalipsis 21:24, dice: “Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. Sus puertas nunca serán cerradas de día (habrá seguridad), pues allí no habrá noche (las tinieblas estarán fuera). Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella. No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero. DIOS TE BENDIGA.
http://ministeriopreparandoelcamino.es.tl
|